Dr. Jekill y Mr. Hyde
¿Produce placer la maldad en el ser humano?
La maldad, algo que en todos existe, sólo hay que saber controlarla para que no nos afecte en el grado que nos aparte de las personas que queremos.
¿La maldad en realidad produce placer? La verdad es que todo depende de la persona y con la fuerza que ésta se desarrolle en él, pero aún peor creo que hay más gravedad en ser indiferentes ante las situaciones sabiendo que podríamos ayudar, eso verdaderamente es cruel.
La maldad es algo que existe en todo ser humano, ésta se aprisiona dentro en lo más profundo de nuestro ser. ¿Pero qué pasa cuando sale y no la podemos controlar? ¿Nos dominará o lograremos manejarla?
Hay casos en esta vida en la que hechos ocurren y no sabemos qué hacer; “El hombre (Hyde) pasó, pisoteando con toda calma el cuerpo de la criatura, y la dejó dando alaridos en el suelo. Así contando parece poca cosa; pero, visto, fue demoniaco.” (El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde. Pag.7). Cuando Míster Enfield presenció ese acto de maldad, su reacción fue gritar, apretó los talones tratando de ayudar y fue por el responsable del incidente. Pero nosotros que no somos parte de una historia, o de una novela, vemos ocurrir cosas peores a nuestro paso y seguimos adelante, sin ni siquiera preguntarnos ¿en qué podemos ayudar?
Cuando la maldad en realidad produce placer en ti todo tu ser lo manifiesta, tu alma se pudre, pero tu físico también lo demuestra, porque ese sentimiento te consume hasta apoderarse de ti, así que con esa situación actúas con los impulsos de rabia, venganza, ira que te llena y tú no puedes manejar, sólo quieres encontrar en que acto deshacerte de todos ellos, satisfacer tu deseo de provocar un mal.
“…Parecía escuchar con mal reprimida impaciencia. Y de pronto, su cólera estalló como un explosivo, dando patadas en el suelo, blandiendo el garrote y conduciéndose, al decir de la doncella como un demente. El anciano retrocedió un paso y con esto perdió Míster Hyde, todo freno y lo apaleó hasta derribarlo por tierra. Y un instante después, con siniestro frenesí, estaba pisoteando a su víctima…” (El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde. Pag 25) Dicho acto nos demuestra como estando llenos de ira cualquier cosa podemos hacer, tal vez en nuestras vidas no hagamos actos violentamente físicos, pero ¿que hay cuando nos enojamos explosivamente a más no poder por cosas insignificantes, y nos desquitamos con el primero que nos pasa por enfrente?, esto suele pasar con más frecuencia en hogares separados en el cual las constantes disputas hacen crecer en algunos casos el odio de los hijos hacia los padres por haber “roto” a su familia, ese odio, coraje a veces es tan incontrolable que ellos se vuelven rebeldes, irrespetuosos hacia sus progenitores y en muchos casos nunca vuelven a respetarlos, disfrutando hacer enojar, sufrir, preocuparse a sus padres; eso es igualmente cruel que matar a alguien, porque principalmente estás hablando de tus padres, quienes han dado todo por ti, y tal sea su falta tú no tienes derecho de hacerlos sufrir de esa manera, y lo que es peor ni siquiera intentar cambiar.
Sólo si hay una cosa que es seguro que ocurra cuando sólo te llenas de maldad, y esto es que en un momento u otro te quedarás sólo porque la maldad te aleja de todos y de todo, acabando muy mal. “…Sentado junto a ella tomando el aire, con aspecto de infinita tristeza, con una prisionera sin esperanza, vio Utterson al Dr. Jekill -¡Eh! ¡Jekill! – le gritó-. ¿Qué? ¿Estás mejor?
-Estoy muy deprimido, Utterson- contestó el doctor con voz lúgubre-. Muy deprimido. Ya no durará mucho, gracias a Dios” (El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde. Pag. 31).
Terminas mal porque “hieres sin otra razón que la que pueda tener un niño enfermo para romper un juguete” (El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde. Pag. 57) “. A todo principio le llega su fin: “la más amplia medida acababa por colmarse, y esta breve condescendencia con mi maldad acabó de romper el equilibrio de mi alma.” (El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde. Pag.59)
Sólo me resta decir que la maldad sin duda habita en todos, hay que aprender a manejarla no permitamos que ella nos domine, y que en un momento dado nos deleite tanto que nos logre apartar de lo que más apreciamos, porque un día nos consumirá y nos dejará en terribles condiciones, sin opción a ser los mismos de antes, en nosotros está la solución.
Libro El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde.
Autor Louis, Robert Stevenson
Editorial Porrúa México
Karen Diveana Pérez Espinoza
Esc. De Bach. Dr. Mariano Narváez González TM.
U A de C.